miércoles, enero 28, 2009

Pasividad

Lo más inofensivo es lo que más daño hace en la vida. Lo que no te esperas que te hará daño es lo que más daño acaba haciéndote. La indiferencia. Mantenerse al margen. La pasividad. Quién me habría dicho que ellas me llevarían al abismo donde me encuentro.

Indiferencia. No hacer nada y hacer todo. Hablar en silencio. Aparentar que ya te da todo igual, que no tienes ganas de luchar, que él ya no te importa y qué en realidad nunca te importó tanto. Mentiras.

Mantenerse al margen. Poner distancia, rendirse, alejarse, huir de todo, huir de él, de sus mentiras, de tus lágrimas y tus miedos. Alejarte de lo que pudo ser y no fue. Creer que quieres olvidar. Más mentiras.

Pasividad. Silencio. Callar por no saber cómo decir lo que se sientes. Callar por miedo. Callar por saber que al otro lado sólo hay eso: Hueco. Vacío. Nada. Estar sin estar. Dejar que el otro lo haga todo, que el otro se dé, se esfuerce, sonría por dos...y también lloré...por qué no.

Mentir, mentirse, hacer creer que sigues creyendo lo que escuchas. Autoconvercerte de que si ya no quiere escucharte, será mejor que no lo haga, que es él quién se lo pierde y no tú...
El problema es que no te lo crees porque nunca creíste en ti, porque nunca fuiste indiferente, pasiva...y mucho menos te mantuviste al margen de nada ni de nadie...y menos de él. Aunque él ni se lo imagine...y quizá ya ni le importe. Ya se sabe, lo más inofensivo es lo que más daño hace en la vida...

" (...) se llama al juego en que un par de ciegos, juegan a hacerse daño"

martes, enero 13, 2009

La espera


En algún momento me detuve, pulse el botón de pause y allí me quedé. Como si nada. Como si el resto del mundo dejará de avanzar porque yo hubiera decidido que debía estar en pause. Conozco perfectamente el motivo, pero no quiero ponerlo por escrito, no quiero decirlo en voz alta ni siquiera con voz bajita. No quiero decirlo. Y esta vez no es miedo, o sí, pero eso es otro tema.

No sé si debo esperar o dejarlo ya. No sé que ha sucedido. Intento entenderlo. Me divido: mente y alma. Conclusión: demasiado corazón para uno sólo. Recuerdo. Olvido. Miento. Sólo lo intento. No lo logro. Vuelvo a intentarlo, a jurarme que no habrá más mañanas. Pero amanece y vuelvo a esperar. Y la espera me mata. Espera voluntaria que nace de la nada. Dicen que quién espera, desespera, y creo que se olvidaron de mencionar que también pierde la cordura, la noción de la realidad.

Y no quiero estar más en pause, no quiero autodestruirme ni un sólo día más. Pero no sé de donde sacar el valor,-¿es valor lo que necesito?-, para des-seleccionar el botón de pause y apretar el play, para seguir....simplemente con mi vida.


domingo, enero 04, 2009

Ella empezará a caminar


Esta historia comienza como pudiese haber empezado cualquier historia. No hubo príncipe azul ni princesa encantada. Nadie esperaba a nadie. Ella había dejado de soñar hacía mucho tiempo y ya no creía en cuentos de hadas y princesas que esperan.
Él, había luchado en cientos de batallas. Con semblante serio y lleno de recuerdos y algunas cicatrices que le hacían recordar que alguna vez hubo un pasado mejor.

Y como en tantas otras historias, él se cruzó en el camino de ella, -o ella se cruzó en el camino de él-. Fue una sola noche. Y como ya he dicho, ella no esperaba nada, así que no imaginó que le volvería a ver. Pero le vio, y poco a poco, empezó a perderse en otros ojos, adentrándose cada día un poco más. Sus ojos cambiaron de color y un extraño brillo se apoderó de su mirada.

Fue solamente un beso
, se repetía, para que así cuando ya no hubiese más, no doliera tanto...Porque ella seguía sin esperar nada. Pero a pesar de no ser princesa que espera, estaba más viva que nunca, más viva que con cualquiera y se dejó llevar, tanto que acabo arrastrada por la corriente de los días que pasaron y que arrastraron al príncipe que no esperaba.

Y como al principio decía, esta es una historia como cualquier otra y al final ella que no esperaba, se quedo esperando a aquel que ya no volvió.

Y ahora, ella llora en las noches y pasó de mujer que no espera nada a princesa que espera a su príncipe que se marchó a luchar en otras batallas, muy lejos de su falda.

Y en esta historia, como en tantas otras, hay algo que queda oculto a los ojos de los demás. Ella no se quedó esperando eternamente. Ella comprendió que el amor no se mendiga. El amor aparece y sólo queda si lo coges con ganas...si no se tienen, es mejor echarlo a volar. Él, en cambio, no entendió porque después de luchar en otras batallas, ella...ya no estaba.

**"Nadie dijo (...) pensando primero que no eras un juego".

Tontxu